Labrando el Erial

Erial: Dícese de una tierra o de un campo sin cultivar ni labrar.







Hay que comenzar, como todas las cosas, por un principio, y este blog pretende ser mi pequeña aportación, mi pequeña semilla para ayudar a cultivar el erial cultural en el que vivimos.



Probablemente nadie leerá nada de lo que aquí aparezca publicado, pero hay que pelear con los medios que tenemos a nuestro alcance para contribuir así a despertar las mentes aletargadas, adormecidas y aborregadas por la televisión y el utilitarismo.







domingo, 17 de octubre de 2010

20 libros imprescindibles

¿Subjetividad u objetividad? Estos son los mejores que he leido:

1. Crimen y Castigo. F. Dostoievski
2. El Proceso. F. Kafka
3. Un mundo Feliz. A. Huxley
4. 1984. G. Orwell
5. Los Buddenbrook. Thomas Mann
6. Ensayo sobre la ceguera. Saramago
7. Demian. Hermann Hesse
8. El Lobo Estepario. Hermann Hesse
9. El Jugador. F. Dostoievski
10. El Señor de los Anillos. Tolkien
11. Los Demonios. F. Dostoieski
12. La Metamorfosis. F. Kafka
13. El Alimento de los Dioses. H.G. Wells
14. La Muerte de Ivan Ilich. Tolstoi
15. El Hombre que Amaba a los Perros. L. Padura
16. El Quijote. M. de Cervantes
17. Bajo las Ruedas. Hermann Hesse
18. Peter Pan. M. Barrie
19. Casa de Muñecas. H. Ibsen
20. Ladrona de Libros. M. Kusak

sábado, 8 de mayo de 2010

Ese bocadito de mediocridad diario.


Es algo amargo, un bocado que se toma día tras día.

Tienes tantas cosas que compartir que te pasarías el día hablando y hablando, sacarías lo mejor de ti, te enriquecerías con la opinión de los demás, crecerías, y sobre todo, serías consciente de tu existencia y de la de los demás...

Pero la realidad no es otra que la que vives diariamente: sigues la corriente, esa corriente que te arrastra por los vericuetos de una existencia gris. Las conversaciones te aburren, a veces incluso te son insoportables, aun así simulas que te interesan. No encuentras a nadie, ni siquiera entre los que más cerca tienes, que esté dispuesto a parar su tiempo unos minutos para detenerse, para pensar un poco y conversar de verdad.

Entonces, al fin te das cuenta: la mediocridad campa a sus anchas en cada palabra que sale de tu boca.

martes, 13 de abril de 2010

Boris Pasternak


Борис Пастернак
En Occidente, Pasternak es conocido sobre todo por su monumental novela trágica ambientada en la Rusia Soviética, Doctor Zhivago, publicada por primera vez en Italia en 1957. Pero también destacó enormemente por su poesía: El gemelo de las nubes (1913), Mi hermana la vida (1917), El año 1905 (1927), Segundo nacimiento (1934) son algunas de sus grandes obras poéticas. Además de Blok, Jlebnikov, Maiakovski y Esenin, Pasternak es uno de los cuatro poetas más destacados, en la primera mitad del siglo XX, con sus amigos Anna Ajmátova, Marina Tsvetáyeva y Ósip Mandelstam, y de vida trágica dadas las imposiciones políticas.

Pasternak era hijo del famoso pintor judío, Leonid Pasternak, profesor en la escuela de pintura de Moscú. Su padre se convirtió del judaísmo al cristianismo ortodoxo. La madre de Borís, Rosa Kaufman, era una famosa concertista de piano. Pasternak creció en una atmósfera cosmopolita: en su casa desfilaban artistas de la talla de Serguéi Rajmáninov, León Tolstói o Rainer Maria Rilke.

La conversión de su padre tuvo un gran impacto en el joven Borís. En muchos de sus poemas sobrevuelan referencias cristianas. Estudió filosofía en las Universidades de Moscú y de Marburgo, en Alemania, junto a Hermann Cohen y Nicolai Hartmann. Sin embargo, decidió renunciar a la filosofía como profesión. Regresó a Moscú en 1914 y publicó su primera colección de poemas ese mismo año.

Durante la Primera Guerra Mundial trabajó en una fábrica de productos químicos en los Urales; seguramente aquí encontró material que luego utilizaría en Doctor Zhivago. La Revolución de 1917 significó el inicio de la fama de Pasternak como poeta.

Como tantos otros de los grandes, perdió la protección de las autoridades soviéticas en la década de los 30 (Gran Purga); se lo acusó de subjetividad aunque consiguió escapar de los gulags. A partir de entonces, se ganó la vida traduciendo a los clásicos. Fue un traductor del alemán (Kleist, Brecht), pues había estudiado en Marburgo, y a partir de entonces de Shakespeare, cuyas versiones son canónicas.

La publicación de Doctor Zhivago, obra personal, llena de lirismo y muy crítica con la consolidación del régimen comunista, lo llevó a ser perseguido por las autoridades hasta el día de su muerte. El 29 de de octubre de 1958, en el pleno del Comité Central de la Liga de las Juventudes Comunistas, su jefe, Vladimiro Semichastni, desacreditó a Pasternak ante 14.000 personas, entre las que se encontraban Jrushchov y demás jerarcas. Semichastni empezó diciendo que Pasternak era una "oveja sarnosa" que se plegaba a los deseos de los enemigos de la Unión Soviética con "escritos llenos de calumnias". Concluyó diciendo: "Si comparamos a Pasternak con un cerdo, un cerdo no haría lo que él ha hecho" porque un cerdo "jamás caga allá donde come".
Las noticias de aquel discurso llevaron a Pasternak al borde del suicidio. Más tarde se supo que fue el propio Jrushchov quien, la noche anterior, había dictado estas frases a Semichastni, quien las describió como "típicas de Jrushchov, deliberadamente brutales".

Doctor Zhivago no se publicó en la Unión Soviética hasta el año 1988.

Pasternak ganó el Premio Nobel en 1958, cuando Doctor Zhivago fuera publicada en italiano y en ruso (pero se desconoce si la edición en ruso fue la condición necesaria para recibir el premio).

Pasternak envió una carta de agradecimiento a la Academia Sueca, contando lo "agradecido" y "sorprendido" que estaba. Días después, bajo una intensa presión del gobierno soviético debió envíar otra carta: "Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido. Por favor, no tomen esto a mal". Amenazado con ser expulsado de la Unión Soviética, y presionado por el KGB, Pasternak murió en 1960.

viernes, 19 de febrero de 2010

Klimt



"No existe ningún autorretrato mío. No me interesa mi propia personalidad como objeto de un cuadro, sino más bien me interesan otras personas, en especial mujeres, otras apariencias…estoy convencido de que como persona no soy especialmente interesante".

Gustav Klimt La obra de Klimt se ha identificado con la suntuosa decoración basada en dorados y elementos ornamentales de vivos colores, aunque también con formas fálicas encubiertas que indican el carácter de los dibujos en que se inspiraban. En la primera versión de Judith, por ejemplo, aunque también en El beso y, sobre todo, en la Dánae de 1907 aparecen elementos abstractos de un carácter sexual inconfundible. Siendo la mujer uno de los temas más recurrentes de Klimt, resulta lógico que el artista representase muchas de las facetas del carácter femenino, aunque sentía especial predilección por un tipo de mujer agresiva y dominante que podría identificarse con el modelo icónico de la femme fatale. Los historiadores del arte coinciden en señalar el carácter ecléctico de su estilo pictórico; y se han apuntado, entre otras, referencias al arte del antiguo Egipto, a la cultura Micénica, a la Grecia clásica y al arte bizantino. Hombre de formación clásica, Klimt no sentía sin embargo reparo en manifestar su entusiasmo por el arte de artistas medievales -como Durero- o exóticos -como los artistas de la escuela Rinpa japonesa. Sus obras de madurez se caracterizan por un rechazo de sus inicios naturalistas, siendo así que se ha señalado el progresivo desarrollo de motivos simbólicos o abstractos que enfatizaban la libertad de espíritu que impregnó todas las vanguardias artísticas de principios del siglo XX. Del mismo modo, resulta significativo el valor de la línea en su obra. Sus dramáticas composiciones -utilizando a veces extraños puntos de vista, planos verticales y cortes atípicos- subrayan el carácter innovador de su plástica, y anticipan el valor expresivo de la línea que caracterizará el expresionismo posterior.

jueves, 21 de enero de 2010

Predicando en las estepas.

"La mayor parte de los hombres no quieren nadar, ¡naturalmente!, han nacido para la tierra, no para el agua. Y, naturalmente, no quieren pensar; como que han sido creados para la vida, ¡no para pensar!. Claro, y el que piensa, el que hace de pensar lo principal, ése podrá acaso llegar muy lejos en esto, pero ése precisamente ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará".

Hermann Hesse. El Lobo Estepario.